En el corazón de un paisaje pintoresco, entre las colinas ondulantes y la serenidad del entorno cerca de Las Médulas, reside una mujer con una pasión inquebrantable por la naturaleza: Mayra, una alma intrépida y emprendedora que ha forjado su sueño en la tierra y las raíces de los castaños.
Con el sol como su aliado y la tierra como su compañera, Mayra decidió convertir su amor por la flora autóctona, especialmente la noble Castanea Sativa, en un legado palpable. En ese rincón bendecido por la naturaleza, eligió establecer un vivero, una empresa que no solo producía y vendía plantas, sino que celebra la diversidad y el valor de las variedades autóctonas de castaños, preservando así la riqueza genética de la región.
La vida rural en el vivero de Mayra es una sinfonía de aromas frescos y colores vivos. Cada amanecer la encuentra caminando entre los brotes tiernos, cuidando con esmero cada planta como si fuesen sus propios hijos.
El ritmo de sus días está marcado por el ciclo de las estaciones, desde la paciencia del invierno hasta la exuberancia de la primavera y el ajetreo tranquilo del verano.
El trabajo en el campo es arduo pero gratificante. Mayra conoce la belleza de la vida rural, donde el canto de los pájaros y el susurro del viento son su banda sonora diaria. Sus manos, curtidas por el trabajo en la tierra, cuentan historias de esfuerzo y dedicación, pero también de conexión con la naturaleza.
A pesar de los desafíos, Mayra vive un romance con la vida rural. Cada atardecer contempla el esplendor del paisaje, empapándose del valor de la simplicidad y la autenticidad. Su emprendimiento no solo es un negocio, sino un tributo a la historia y la tradición, un recordatorio del vínculo eterno entre el ser humano y la tierra que lo sustenta.
En su vivero, Mayra no solo cultiva castaños, sino esperanzas y sueños. Su historia es una oda a las mujeres rurales, a su fuerza, determinación y amor por la naturaleza, y a la valiosa contribución que hacen al tejido mismo de la vida en el campo.
En el susurro de las hojas de los castaños, en el aroma fresco del suelo recién labrado, Mayra ha encontrado su refugio y su propósito. Su historia es un faro de inspiración para aquellos que buscan la belleza en lo simple, la grandeza en lo modesto y la conexión profunda con la tierra que llamamos hogar.